30 de Junio: orígenes y propósitos

El 30 de Junio se define como un espacio progresista a lo interno y externo del PLD. Está inspirado en el legado de amor a la patr...

miércoles, 8 de agosto de 2018

Cuba por buen camino

Díaz-Canel en Holguín: Hay que lograr más transparencia en la gestión de gobierno y estimular participación del pueblo
Por: Germán Veloz Plasencia

«Hay que lograr más transparencia en la actividad de gobierno», dijo Díaz-Canel. Foto: Estudios Revolución
HOLGUÍN.– La política de cuadros es una de las bases de los resultados que debemos lograr y consolidar, expresó Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, al resumir la visita de gobierno realizada el jueves y el viernes a esta provincia.
Se trata de una prioridad planteada en la sesión constitutiva de la IX Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, precisó.
También es esencial, recalcó, prepararnos con inteligencia y audacia para enfrentar las peores variantes y vencer situaciones que se fraguan en el exterior, sin renunciar a los planes de desarrollo de la nación, en lo que serán decisivos los avances de la actualización del modelo económico y social.
Para lograr las transformaciones requeridas es necesario planificar mejor y saber disponer de lo que tenemos, ahorrar todo lo posible y suprimir todo gasto que no sea imprescindible, elementos que han servido de base a un grupo de conceptos a tener en cuenta en la gestión del gobierno central y su proyección hacia los gobiernos locales, afirmó.
Al ahondar en este asunto, dijo que ya se impartieron a los presidentes de gobiernos provinciales indicaciones relacionadas con el propio ámbito de gobierno, dirigidas a fortalecer el trabajo con los cuadros, lo cual incluye la clasificación de cargos, preparación de la reserva, planificación de sus movimientos y la adecuada composición por sexos y edades, entre otras cosas.
También hay que eliminar las trabas y la burocracia. A las complejidades que tenemos no debemos incorporarles lastres que demoren los procesos, acotó, para luego poner el ejemplo de las dificultades que esas situaciones han creado a los propósitos de desarrollar la inversión extranjera directa, básica para el progreso del país.
De igual modo, no se debe permitir la acumulación de problemas sin solución. «Hay que lograr más transparencia en la actividad de gobierno, hay que explicar al pueblo lo que se hace y estimularlo a participar más en la toma de decisiones», sentenció.
Todo eso, añadió, debe estar acompañado por la vinculación permanente con la base, lo que significa «poner el oído en la tierra, para conocer detalles del cumplimiento de las tareas, lo que está, a su vez, relacionado con la atención a los planteamientos de la población, que no pueden subestimarse».
Al respecto, aseveró que hay cosas duras que debemos conocer, pues contamos con un pueblo revolucionario que siempre debe ser escuchado.
De acuerdo con las reflexiones del Presidente cubano, otros elementos básicos a tener en cuenta en la gestión de gobierno son la sistematicidad del trabajo, a través del seguimiento de las acciones planificadas y su chequeo periódico.
El dinámico estilo de actuación planteado toma en consideración la importancia de las rendiciones de cuenta de todos los directivos, lo que lo incluye a él y a los Consejos de Estado y de Ministros, que lo harán sistemáticamente ante la Asamblea Nacional del Poder Popular, como está establecido, ratificó.
La gestión de gobierno debe incluir todo lo relacionado con la investigación e innovación. En la ciencia, planteó, está la solución de muchos de los complejos problemas de hoy a nivel de país y de localidades. Por eso hay que acercase a los centros de investigación y desarrollo, así como a las universidades para solicitarles colaboración.
Asimismo, hizo énfasis en el desarrollo de la Comunicación Social y la necesidad de informatizar todos los procesos por la influencia que poseen en el cumplimiento de las tareas y el fomento de la interactividad entre las personas y entidades.
Durante la reunión, el jefe de Estado estuvo acompañado por Salvador Valdés Mesa, primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, y otros dirigentes de alto rango del país, quienes también formaron parte del equipo de trabajo que intervino en la visita de gobierno.
Al pasar revista a las comprobaciones realizadas durante las dos jornadas, hubo reconocimientos en general por los avances del territorio y se destacaron, entre otros elementos, los planes turísticos en áreas costeras, el programa de desarrollo integral del municipio de Mayarí a partir de la disponibilidad de agua que ofrece el trasvase Este-Oeste, y las inversiones millonarias que prometen integrar en un polígono industrial las empresas productoras de implementos agrícolas y de cosechadoras cañeras.
Recibieron elogios las acciones de reanimación de instalaciones de servicios de la capital provincial, en lo cual ha influido el programa de Iniciativas de Desarrollo Local, de referencia para el país, según las opiniones vertidas.
No todo resultó color de rosa. Fueron señalados asuntos que deben revertirse, como el desempeño de entidades que reportan utilidades que no están en correspondencia con las producciones y los planes de venta.
Sobre los planes de edificación de viviendas se dijo que deben crecer. Respecto a la construcción de células básicas para personas muy necesitadas a las que se les otorgan subsidios, el asunto muestra demoras, sobre todo por las pocas posibilidades que tienen los que están en esos casos para gestionar los materiales, de ahí que se solicitara a las autoridades locales mayor participación.
En la esfera agrícola, sobre la base de lo visto en algunas áreas productoras de arroz del municipio de Mayarí, hay reclamos sobre el mejor uso de la maquinaria agrícola en la preparación de tierras entregadas en usufructo.
Díaz-Canel visitó la Empresa Productora de tubos de alta densidad Holplast, que el pasado año procesó más de 7 000 toneladas de materia prima. Foto: Estudios Revolución

Jornada tan intensa como la del jueves

Para el Presidente cubano, la jornada de trabajo del viernes fue tan intensa como la del día anterior. A primera hora, en el centro escolar Mayor General Calixto García, participó en el chequeo de los aseguramientos para el curso escolar 2018-2019, que tendrá una matrícula de 163 871 estudiantes, de ellos más de 57 000 en régimen seminterno.
De la información que le ofrecieron, quedó claro que se cuenta con el 100 % de los lápices y libretas requeridos. También están en el territorio los 52 títulos de Cuadernos de Trabajo a emplear, mientras que continúan llegando los textos de Formación General; y la venta de uniformes escolares rebasa el 70 % de lo puesto en el mercado.
Si bien el mandatario mostró interés por todo, requirió detalles sobre el enlace de los centros a internet, lo cual se concreta en 305 escuelas de las 1 288 que posee la provincia.
En total, existen más de 59 000 cuentas de usuarios, de ellas 11 000 correspondientes a docentes y 48 000 a estudiantes. Además, se trabaja en la culminación de 259 páginas web en los centros conectados, que poseen perfiles institucionales en Facebook, dirigidos a divulgar la labor que realizan.
Posteriormente, Díaz-Canel visitó la Empresa Productora de tubos de alta densidad Holplast, que el pasado año procesó más de 7 000 toneladas de materia prima y garantizó más de 1 500 kilómetros de tubos de diversos diámetros con destino a importantes inversiones hidráulicas en ejecución en varias partes del país.
Allí, dijo, hay que crear con la mayor brevedad posible condiciones para el uso de la cercana vía de ferrocarril en la transportación de la producción terminada, que se hace actualmente por carretera con considerables gastos, los cuales disminuirán de ponerse en práctica lo sugerido.
En el Taller de Conexiones apreció la fabricación de pozos para sistemas de saneamiento sin presión (alcantarillado) y de cestos para recolectar basura. Ambos productos fabricados a partir de tubos de desecho son el resultado de la creatividad de los innovadores del establecimiento, quienes se sintieron estimulados cuando el mandatario cubano dijo que era una iniciativa digna de imitar por las otras instalaciones fabriles de igual tipo del país.
(Tomado de Granma)

lunes, 6 de agosto de 2018

LOS MÉTODOS DE TRABAJO


 Juan Bosch

En un partido como el PLD cada tarea se lleva a cabo siguiendo un método de trabajo y todos los métodos de trabajo obedecen a un principio teórico. 

(…) estuvimos explicando que la palabra método quiere decir la forma o manera que se sigue para hacer algo; y como todo aquél que hace algo se ha propuesto alcanzar una meta, debemos dar por un hecho que los que hacen algo siguiendo un método de trabajo se proponen llegar a una meta; pero es bueno aclarar que no todas las metas son iguales y ni siquiera parecidas, y que si las metas son diferentes también lo son los métodos de trabajo. 

Si nos atenemos a sus funciones, los métodos de trabajo de los partidos políticos no deberían parecerse a los de una firma industrial o comercial porque los de una firma industrial o comercial están dirigidos a un fin y los de un partido político a otro. Pero sucede que la mayoría de los partidos de los países capitalistas son parte muy importante del sistema en que viven tales países, y por esa razón el fin que persiguen es mantener funcionando el sistema, si bien en los países más desarrollados los pueblos no se dan cuenta de eso porque las actividades de esos partidos son altamente especializadas y en apariencia no tienen ninguna clase de relación con los negocios, con los bancos, con las industrias, con el comercio. Para apreciar en su verdadera magnitud el papel de distribuidores de la riqueza nacional entre unos pocos, y en perjuicio de la gran mayoría, que cumplen los partidos políticos en los países del sistema capitalista hay que estudiar su funcionamiento y por tanto sus métodos de trabajo en los países pobres o dependientes, no en los altamente desarrollados; hay que estudiarlos en la República Dominicana o en 

Naturalmente (y queremos recordar que estamos hablando de países capitalistas desarrollados) que a cambio de que no se sientan discriminados aquéllos que en la división social del trabajo han elegido la actividad política, la sociedad les reserva honores, posiciones, títulos, y a los de menos categorías, como son los empleados públicos, les proporciona estabilidad en su trabajo y pensiones para la vejez; y eso los consuela de la prohibición virtual, que se les aplica sin una debilidad, de hacerse millonarios o siquiera ricos usando para ello la posición pública que han alcanzado gracias a su actividad política. 

Los planes de trabajo empezaron a surgir en el Partido como resultado de la Conferencia Salvador Allende, en la cual se adoptaron las bases teóricas para elaborar los métodos de trabajo del Partido. Los planes son proyectos que sólo pueden ejecutarse si se siguen métodos correctos para convertirlos en hechos o acciones, de manera que el plan viene a ser la suma de un proyecto (o idea) y del método para llevarlo a cabo. 

Los métodos de trabajo se crean a partir de las bases científicas que se forman con la acumulación de los conocimientos de la naturaleza que vienen haciéndose desde hace siglos, pero en el caso de un partido político los métodos de trabajo se crean partiendo de las bases teóricas que nos proporcionan las ciencias sociales, o sea, las que se emplean en el estudio de las sociedades. Cuando se elige un metal para fabricar la parte externa o de afuera de un avión se conocen de antemano, mediante experimentos hechos en laboratorios especializados, las condiciones de resistencia al calor y a la fuerza de los vientos que tiene ese metal, pero cuando se echan las bases teóricas que deben seguir los métodos de trabajo de un partido político no disponemos de laboratorios que nos aseguren que tal o cual parte de un método va a dar el resultado que esperamos de él, y tenemos que esperar lo que nos diga la realidad cuando ese método sea puesto en práctica, es decir, cuando la idea abstracta en que se basó ese método sea aprobada por el resultado que dé. 

¿Pero qué es un método? 

Es el conjunto de pasos que deben darse o de medidas que deben ser tomadas en el proceso de ejecución de un plan. 

¿Por qué hablamos de métodos de trabajo? 

Porque con esas palabras nos referimos a los métodos que usamos en la realización o ejecución de cada plan de los muchos que el Partido pone en práctica en el seno del pueblo. 

Por ejemplo, el Partido lleva a cabo Esfuerzos Concentrados o Tertulias…, y los primeros se ejecutan siguiendo un método y las segundas siguiendo otro que no se parece en nada al de los Esfuerzos Concentrados como no se parece ni puede parecerse el método que se sigue al hacer un zapato con el que se pone en práctica al cocinar un sancocho. Como sucede en la vida, en el Partido cada cosa se hace con el método que le corresponde. 

¿Y qué importancia tiene para el Partido que sus hombres y mujeres sigan un mismo método al hacer un Esfuerzo Concentrado? 

Tiene una importancia capital desde muchos puntos de vista, y para entenderlo así hay que saber que los métodos de trabajo son indispensables cuando se quiere alcanzar metas, y el Partido vive poniéndose a sí mismo metas. Las metas no pueden lograrse si no se aplican métodos que permitan alcanzarlas, y la relación entre meta y método es tan estrecha que la palabra método significaba en su origen “vía o medio o manera de llegar a una meta”. 

Pero además de eso, sin métodos de trabajo (conocidos y aplicados de manera concienzuda y detallada por cada uno de sus miembros) no podría haber (…) porque el (…) es un partido de organismos, no de individuos, y un organismo existe y funciona sólo si aquéllos que lo componen se mantienen unidos en todas las circunstancias, ¿y cómo podrían funcionar bien los organismos del Partido si cada una de las personas que los componen hicieran las cosas según su cuenta y manera? Imaginémonos por un momento lo que le sucedería a un automóvil en el que una de las ruedas delanteras decidiera correr hacia atrás en vez de hacerlo hacia adelante y la otra decidiera rodar de lado en vez de hacerlo en línea recta. 

En un partido populista, tipo PRD o Reformista, cada quien podrá hacer las cosas como le dé su real gana porque los partidos populistas están compuestos de personas; son agrupaciones de individuos; agrupaciones a las que cada individuo va a buscar en primer lugar lo que le convenga a él, y eso se explica porque esos partidos reflejan en el terreno político el tipo de sociedad en que vivimos, o sea, la sociedad capitalista en la cual la función del hombre es buscar y conseguir beneficios para él, y si en esa tarea deja algo para otros, santo y bueno, pero si no lo deja, nadie lo considerará un malvado porque su obligación consigo mismo, y además con su familia, es ganar mucho dinero, y si para lograr eso tiene que llevarse por delante a quien sea o tiene que cometer inmoralidades como la de hacer contrabando para no pagar los impuestos de aduanas, sus amigos y el medio social en que se mueve lo verán como cosa natural. En la sociedad capitalista el hombre está autorizado a luchar contra la sociedad y sólo se le castiga si traspasa ciertos límites, y en los partidos populistas, que son el reflejo de esa sociedad, cada miembro está autorizado, para conquistar una posición, a luchar contra todos los demás. 

Por otra parte, si en un partido como el (…) se les consintiera a los compañeros hacer las cosas como le diera la gana a cada uno; o digamos mejor, si se le permitiera a cada quien inventar un método de trabajo personal para cada tarea del Partido, se pondrían en peligro de muerte la disciplina y la mística del partido, porque cuando se trata de un partido de organismos, y no de individuos, como es el nuestro, hay entre las dos una relación tan estrecha que no podría haber disciplina donde faltara la mística, pero tampoco podría haber mística donde faltara la disciplina, y nadie puede imponer la disciplina allí donde trabajando en una misma tarea cada quien la lleva a cabo como le parece, no como debe hacerse. 

El método de trabajo es el alma misma de la disciplina, y la disciplina genera la unidad, pero para mantener la unidad viva no podemos confiar únicamente en la ejecución de los métodos de trabajo; hay que alimentar sin tregua la mística de la organización. Esa es una enseñanza que hallamos en la historia de dos actividades muy viejas: la militar y la religiosa. 

Los ejércitos y las organizaciones religiosas se mantienen unidos gracias a su disciplina y a su mística; y en los unos y en las otras se han aplicado tradicionalmente métodos iguales para los soldados de todos los países y métodos iguales o muy parecidos para los sacerdotes y los fieles de todas las religiones. 

Cuando a un soldado romano se le daba una orden similar a la que se le da a un soldado francés (por ejemplo, la de comenzar la marcha), aquél la cumplía hace dos mil años con tanta precisión como la cumple éste hoy: y cuando un sacerdote del culto griego celebraba un rito ante uno de sus dioses lo hacía con el mismo ritmo y el mismo aparato con que un sacerdote de la India celebra el suyo ante Visnú. Hay, pues, un lazo de unión entre la disciplina y la mística, y ese lazo es el método de trabajo; y como del papel que juegan la disciplina y la mística depende la unidad, nos vemos forzados a admitir que para mantener la unidad del Partido, lo que equivale a decir su vida, tenemos que dedicarles mucha atención y mucha energía a los métodos de trabajo. 

Los que dirigimos el PLD lo sabemos porque en los sitios donde los métodos de trabajo no fueron seguidos al pie de la letra no ha sido posible desarrollar el Partido; donde no se logró inculcar desde el primer momento el respeto a los métodos hubo que hacer esfuerzos para enderezar el rumbo perdido, y allí donde el rumbo se enderezó el Partido se fortaleció tanto en el orden orgánico como en el ideológico. 

Un buen ejemplo del primer caso es Baní. En el municipio de Baní no se respetaron los métodos de trabajo y el Partido no avanzó ni una pulgada; en cambio en San José de Ocoa, que se halla en la misma provincia, ha sucedido lo contrario. 

EXPLICACIÓN DE LA BASE TEÓRICA DE LOS MÉTODOS* 

“Un método de trabajo corresponde, necesariamente, a todo un sistema de ideas aunque la persona que realiza el trabajo no se dé cuenta de ello”. Pero cuando hablábamos de un método de trabajo nos referíamos a una base teórica a la cual se ajustaran todos los tipos de trabajo que el Partido pudiera hacer; y fue esa base teórica lo que se inventó en la Conferencia Salvador Allende, y esa base teórica se aplica desde entonces a todas las tareas que el Partido lleva a cabo; o tal vez sea mejor decir que todas las tareas que el Partido lleva a cabo se ajustan a lo que manda la base teórica de sus métodos de trabajo. 

Ya habíamos explicado que dentro de su organismo un miembro del Partido representa lo particular porque él es parte o partícula de ese organismo, y explicamos que el organismo es la unidad básica del Partido porque el PLD es un partido de organismos, no de personas. Pues bien, un plan de trabajo se forma como una idea en la cabeza de un miembro del Partido, que es lo particular, y pasa a lo general cuando el organismo lo hace suyo aunque antes de hacerlo suyo lo haya modificado; y ahí tenemos que en su primera etapa ese plan pasó de lo particular a lo general, pero debemos aclarar que pasó a lo general dentro de un nivel determinado, lo que llamaremos el primer nivel de las estructuras del Partido; porque si es verdad que un organismo, digamos, un Comité de Base, es lo general para los individuos que lo forman, al mismo tiempo es lo particular para su organismo superior, o sea para el Núcleo de Trabajo, el Comité Intermedio, Municipal o Seccional del cual él, a su vez, es parte o partícula; pero al mismo tiempo sucede que cualquier organismo de esos que acabamos de mencionar es general para sus Comités de Base y sin embargo es particular para la totalidad del Partido, de la cual es sólo parte o partícula; y ahí tenemos explicado cómo y por qué en tres niveles del Partido se es a la vez caso particular y caso general, y por qué razón la idea de un plan, que de particular que era cuando estaba en la cabeza de un compañero pasó a ser general cuando su organismo la aprobó (aunque la aprobara después de modificarla) puede volver a pasar de lo general a lo particular cuando un Comité de Base la envía a un Núcleo de Trabajo o a un Comité Intermedio, Municipal o Seccional, y cómo de ese nivel de lo particular puede pasar otra vez a lo general cuando pasa a la Dirección Nacional, con toda seguridad que también modificada, ampliada o mejorada según lo haya indicado la realidad al ser puesta en práctica en el seno del pueblo. 

¿Pero adónde va esa idea, ya convertida en plan y ampliada al quedar dotada de un método para ponerla en práctica; esto es, después de haber sido transformada en un método de trabajo del Partido? 

Vuelve a lo particular, porque la Dirección Nacional, tras estudiar el plan en sus aspectos políticos y determinar si es o no es oportuno que todo el Partido lo aplique, determina que vuelva a manos de los organismos intermedios, y cada uno de ellos es un caso particular en relación con la totalidad del Partido. Esos organismos intermedios determinan a su vez que pase a cada uno de sus Comités de Base, que como ya sabemos son casos particulares de cada Núcleo de Trabajo, Comité Intermedio, Municipal o Seccional; y al llegar a todos los organismos particulares, que son los Comités de Base con sus correspondientes Círculos de Estudios, cada uno de esos organismos particulares queda en libertad de ajustar ese plan a su realidad concreta. 

Por todo eso que hemos dicho, la base teórica de los métodos de trabajo del PLD se expresa con estas palabras: Los métodos de trabajo del Partido deben ir de lo particular a lo general para volver de lo general a lo particular. 

De ahí sale aceptado en términos generales no sólo el plan sino además el método con que ha de ponerse en ejecución; y todo el proceso que ha recorrido desde que nació como idea en la cabeza de un compañero ha servido para enriquecer al Partido, para enriquecerlo en unidad, en hábito de discusiones creadoras, en actividad para poner en práctica el resultado de esas discusiones. 

Pero todavía le falta el toque final, que es el de carácter político, porque la decisión de aplicar el plan tomando en cuenta cuál es el momento oportuno para hacerlo es eminentemente política; y lo es porque cuando la alta dirección de un partido habla de oportunidad no relaciona ese concepto con la fecha por sí misma, o con tiempo nublado o lluvioso, frío o caliente, aunque pudiera ser que tomara todo eso en cuenta. Oportunidad en este caso es coyuntura política favorable, no sólo en el tiempo sino también en el espacio, o sea, en relación con el sitio donde el plan va a ser puesto en práctica. Y eso es, también, parte del proceso de ampliación y superación del plan que nació como idea en la cabeza de un compañero y llegó a la Dirección Nacional modificado por su organismo y por el organismo intermedio superior al suyo. 

En el cumplimiento de esa última parte de la base teórica en que descansan los métodos de trabajo del PLD se lleva a cabo lo que podríamos calificar como la coronación de todo el proceso, ya que en esa etapa se da lo que el pueblo describe con las palabras de “ponerle la tapa al pomo”; porque en el momento en que llega a los organismos de base el acuerdo de que se ponga en práctica tal plan (y con el acuerdo esos organismos reciben una explicación detallada del método de trabajo que deberá aplicarse, esto es, el Instructivo), cada uno de los organismos de base llamados a ejecutar ese acuerdo queda en libertad de usar su capacidad de análisis para determinar si es necesario o no lo es modificar el método para ajustarlo a las condiciones particulares del lugar donde actúa cada organismo, y la única condición que se le pide es que cumpla la meta que se le ha fijado o se ha fijado él mismo. Así pues, al retornar, en su etapa final, a lo particular, cada método de trabajo le da paso a la libertad de juicio que tiene el Partido en sus bases, que es como decir en sus raíces; y de esa manera el Partido afirma su respeto a sus organismos y a los hombres y las mujeres que son partes o partículas de ellos.

30 de Junio: orígenes y propósitos




El 30 de Junio se define como un espacio progresista a lo interno y externo del PLD. Está inspirado en el legado de amor a la patria que heredamos de nuestro padre fundador de la República, Juan Pablo Duarte, del General Gregorio Luperón y del Profesor Juan Bosch. 

Tiene por propósito preservar el legado teórico de Juan Bosch, expresado en sus obras de investigación política, sociológica, histórica y cultural; por igua, su praxis política sustentada en valores y principios éticos, humanistas y patrióticos.  

Nació en el 2003 como Movimiento 3ra.Vía, con la meta de contribuir a la unidad y a la profundización de las esencias y principios del Partido de la Liberación Dominicana (PLD); y en una concurrida asamblea, celebrada el 7 de febrero de 2008, pasó a llamarse Movimiento 30 de Junio, como homenaje permanente a su inspirador: Juan Bosch. 

El M30J propone promover la práctica de una cultura política fundada en valores, la dimensión ética e igualitaria de la política sustentada en el humanismo, en el compromiso social. Objeta el clientelismo político como respuesta a los males que afectan a nuestro país. 

No hay duda y es evidente, una gran parte de nuestra clase política se ha separado del ciudadano común. Los partidos políticos tradicionales ya no escuchan lo que la gente dice, quiere o necesita. No hay un diálogo real entre ellos y la sociedad. La mayor parte de nuestros políticos se la dan de pragmáticos; una cierta dosis de pragmatismo es necesaria en la actividad política, pero cuando éste se lleva más allá de ciertos límites, el problema es que se fomentan ideas contrarias a los principios y valores. 

En esa línea de pensamiento y propósito entendemos que hoy, más que nunca, en la República Dominicana, se hace impostergable volver a Bosch. Nuestra iniciativa hunde sus raíces en los referentes históricos que le dieron origen al PLD. 

La participación política debe entenderse como una tarea de servicio público y representación de los diversos intereses y aspiraciones de la sociedad. Esta forma de hacer política debe ser compromiso de cada uno de las y los miembros del Movimiento no sólo de cara a la sociedad sino también en nuestra actividad al interior de la organización, donde debemos actuar con responsabilidad, disciplina y discreción para resolver nuestras diferencias. 

Bosch cuenta la historia PLD (Ira.parte)




Historia del PLD

Para entender y comprender el contenido, los orígenes y propósitos del movimiento 30 de Junio se recomienda conocer la historia del PLD contada por el propio profesor Juan Bosch. 

(...) Empecé a elaborar el plan de reformas del PRD, que no pudieron ponerse en vigor…, pero se pondrían en vigor en el PLD. 

Voy a explicar lo que acabo de decir. Lo que expusieron los comisionados, con la excepción de Miguel Soto, me impresionó negativamente a tal punto que me dejó convencido de que el pueblo dominicano no podía esperar del PRD nada bueno porque sus dirigentes ignoraban totalmente los problemas del país y ninguno de ellos tenía interés en conocerlos. 

El trabajo de reorganización del partido que había hecho yo, con la ayuda de Gautreaux y García Guzmán, no había sido aplicado sino en sus aspectos superficiales, como el de denominar con las letras del alfabeto los comités perredeístas. 

Para los líderes del PRD la política se había reducido a actividades de tipo personal, llevadas a cabo a niveles de amigos o enemigos. Mis conclusiones eran realmente negativas y deprimentes, pero yo no podía darme por vencido; no podía abandonar a las masas del pueblo renunciando al partido que me había hecho su líder y me había llevado a la presidencia de la República, y al fin tomé la decisión de luchar para convertir el PRD en una organización viva, creadora, consciente de que tenía un compromiso con los fundadores de la República: el de convertir en hechos lo que ellos soñaron cuando organizaron La Trinitaria. 

Mi estado de ánimo era indescriptible porque sabía que tenía que tomar decisiones muy serias, pero ignoraba cómo tenía que actuar, qué planes elaborar, qué líneas seguir. 

Una desorganización política 

En ese estado de ánimo, nos fuimos Carmen y yo a París y allí nos alojamos en la casa que ocupaba Héctor Aristy, y fue en esa casa donde empecé a concebir las reformas que debían hacérsele al PRD. Lo primero que pensé fue en la formación de círculos de estudio que se encargarían de enseñarles a los miembros de los comités de base, empezando por los de la Capital, qué era la actividad política, cómo debía ser llevada a cabo y con qué métodos debía ser aplicada en cada caso, esto es, cuando se trataba de gente del pueblo analfabeta o de profesionales y estudiantes universitarios. Yo ignoraba que Lenín había formado círculos de estudio en Rusia en los primeros años del siglo XX, de manera que la idea de crear unos cuantos en la República Dominicana fue una idea mía; pero no me quedé en eso. En primer lugar, los círculos de estudio del PRD tendrían como material de estudio folletos que escribiría yo, y fundamentalmente esos folletos serían de temas históricos, en cierto sentido, una adaptación de lo que había dicho en Composición social dominicana pero presentada en pocas páginas y además pequeñas. El primer círculo sería organizado con una parte de los miembros del Comité Ejecutivo Nacional, que era el organismo más alto del partido, y pensaba que con una parte nada más porque sabía que entre ellos los había que carecían de la base cultural indispensable para leer y asimilar el material que iba yo a escribir. 

Yo había vuelto al país el 17 de abril de 1970 y el folleto número uno fue escrito el 2 de agosto de ese año; el 10 de ese mes escribí el número dos, el número tres fue escrito en septiembre y el cuarto en octubre; el número nueve lo fue un año después. Los folletos se vendían sin beneficio para el partido ni, naturalmente, para su autor, pero los círculos de estudios no se formaban, excepto en el caso de los cuatro o cinco que organicé yo mismo. La dirección del PRD no se daba cuenta de la importancia que tenía, para un partido político, formar intelectual e ideológicamente a sus miembros. 

El PRD que encontré a mi vuelta al país era, en vez de una organización política, una desorganización política y social. La Casa Nacional, local de la dirección partidista, estaba prácticamente en ruinas; en la parte baja de una construcción de dos plantas que había en el patio, unos vivos pusieron un expendio de mercancías de mesa, y en la parte alta vivía, con toda su familia, el secretario de asuntos campesinos del Comité Ejecutivo Nacional; por lo demás, en la parte principal vivían y dormían hombres y mujeres; si llovía, el agua caía en el piso como caía en el patio o en la calle. Para reparar el edificio les pedí a mis hermanos que vendieran una de las propiedades que nos habían dejado en herencia nuestros padres y de la parte que me tocaba yo quería sólo 2 mil pesos —entonces el peso equivalía al dólar estadounidense—, cantidad que usé en reparar la Casa Nacional, de la cual ordené sacar, cargado, al secretario de Organización del Comité Ejecutivo Nacional porque compartía su puesto en la alta dirección del PRD con la dirección del PACOREDO (Partido Comunista de la República Dominicana) y lo hacía con un desparpajo increíble. 

De la oficina secreta a la revista Política 

A Domingo Mariotti, que salía de España hacia Santo Domingo, le pedí que me trajera cien ejemplares del libro De Cristóbal Colón a Fidel Castro, el Caribe, frontera imperial, para venderlos a quienes pudieran pagar por cada uno de 50 a 100 pesos porque el partido no había organizado una recaudación de fondos que le permitiera pagar la renta del local, la luz eléctrica, el teléfono y un salario para las dos mecanógrafas que echaban allí sus días y a menudo también los sábados y los domingos, y mucho menos se le cubrían sus necesidades a la persona que actuaba como director de la Casa Nacional. Los libros se vendieron, pero del dinero que me enviaron los compradores llegaron a mis manos sólo 250 pesos. El desorden era de tal naturaleza que para agenciar fondos con que atender a las necesidades de la dirección del partido monté una oficina secreta, que establecí, bajo la dirección de Nazim Hued, en el último piso del edificio de la calle del Conde donde estaba la Ferretería Morey y ahora está la Ferretería Cuesta. En el montaje de esa oficina se trabajó con tanta sutileza que ningún dirigente del PRD se enteró de ello, ni siquiera los que yo sabía que eran honestos porque alguno podía contarle a otro que no tuviera esa condición que en el tercer piso del edificio ocupado por la Ferretería Morey estaba funcionando un local del partido dedicado a la recaudación de fondos, y nadie sabía lo que podía pasar si esa noticia caía en oídos de gente como ciertos perredeístas de cuyos nombres no quiero acordarme. 

Para crear la afluencia de fondos, aunque fueran reducidos pero seguros, organicé con algunos amigos, entre ellos médicos respetados, reuniones semanales en las que participaban posibles cotizantes, la mayoría de los cuales aceptó comprometerse a dar una cuota mensual para el PRD, y de los miembros de fila del partido dos fueron escogidos para llenar las funciones de cobradores, y uno de esos dos sustrajo 800 pesos —que insisto, equivalían a dólares— que cobró de los cotizantes pero no llevó a la oficina secreta que dirigía Nazim Hued. 

Empeñado en producir al mismo tiempo educación y fondos para el partido ordené la publicación de un libro mío, escrito en 1959 en Venezuela, donde tuvo dos ediciones: Trujillo: causas de una tiranía sin ejemplo, y la publicación de la revista Política: Teoría y Acción, Órgano Teórico del Partido Revolucionario Dominicano, cuyo primer número correspondió a mayo de 1972. De esa revista se publicaron doce números, todos ellos no sólo dirigidos sino hechos por mí a tal extremo que lo que se publicaba en sus páginas sin firma era obra mía, y los artículos traducidos del inglés y del francés también eran obra mía porque yo tenía que hacer el papel de mecanógrafo, de traductor, de director, de corrector de originales y composición debido a que en el PRD, salvo algún que otro artículo de Franklin Almeida, Arnulfo Soto, Amiro Cordero Saleta, Máximo López Molina y uno de José Francisco Peña Gómez, que ya era doctor y lo firmó con ese título, nadie se ofreció a colaborar para mantener en circulación la revista. Hasta la sección titulada “Teoría y acción en el ejemplo histórico”, que apareció en diez de los doce ejemplares de la revista que se publicaron, tuve que escribirla yo, así como la contraportada de las carátulas de los doce ejemplares. 

Esa revista demandaba trabajo, porque era de cien páginas, pero ningún dirigente perredeísta se ofreció a escribir para ella. Es más, Peña Gómez hizo su único artículo a petición mía. 

Peña Gómez había vuelto al país, desde Nueva York, tras una larga estancia en Francia y luego en Estados Unidos. Creo recordar que su regreso tuvo lugar el 2 de noviembre de 1972, y a poco de llegar anunció en Puerto Plata que pronto iban a sonar en la capital de la República los estampidos de las metralletas. Eso sucedía en los primeros días de enero de 1973, y en febrero llegaba al país Francisco Alberto Caamaño. El día de su llegada se supo en Santo Domingo, por transmisión de rumores, no porque Caamaño se lo hiciera saber a alguien. 

Ese día era lunes y para analizar el cúmulo de rumores que se movía con la rapidez y el secreto de los ríos subterráneos nos reunimos en la casa de Jacobo Majluta varios miembros de la dirección del PRD, entre ellos Peña Gómez, que desapareció de la sala después que él y Majluta se separaron del grupo para ir a esconder sendos revólveres que habían estado exhibiendo de manera ostentosa seguramente con la intención de impresionar a los que estábamos reunidos con ellos haciéndose pasar por hombres dispuestos a morir combatiendo como leones si se aparecían por allí agentes de la fuerza pública. Cuando se nos dijo que la policía estaba registrando la casa vecina, yo, y conmigo dos personas más, pasamos a la casa que se hallaba en dirección opuesta a la que estaba siendo registrada, y en la que entramos había buscado refugio Peña Gómez, que salió de esa casa, a poco de llegar nosotros, y fue a refugiarse a varias cuadras de distancia. A partir de ese momento, Peña Gómez, secretario general del PRD, y yo, presidente del mismo partido, el único presidente que había tenido esa organización política, mantuvimos alguna relación, muy débil y al mismo tiempo muy desagradable debido a que él se sentía respaldado por una fuerza superior, un poder extrapartido que lo llevó a proclamar que él era un astro con luz propia, palabras arrogantes con las cuales se situaba en un mundo aparte, ocupando un trono que lo colocaba por encima de los estatutos y por tanto de las autoridades legítimas del PRD. 

No había que ser un lince para darse cuenta de que las arrogancias de Peña Gómez estaban dirigidas a mí, y ni él ni ninguno de los miembros del Comité Ejecutivo Nacional del partido se daban cuenta de que yo sabía ya que el PRD había dejado de ser lo que diez años atrás creí que podía ser. La posibilidad de ir al poder con el PRD de 1973 era algo que me preocupaba seriamente. ¿Cómo podía yo exponerme a ser candidato presidencial perredeísta para las elecciones de 1974? ¿Qué podía sucederme si era elegido presidente de la República? ¿Con quiénes iba a gobernar si en el PRD no llegaban a cien los hombres y las mujeres que tuvieran desarrollo político, conocimiento de los problemas del país y que además fueran incapaces de usar los cargos públicos en provecho propio? 

Ni Peña Gómez ni ninguno de los miembros del Comité Ejecutivo Nacional del PRD se dieron cuenta de cuál era mi estado de ánimo, y por ignorarlo varios de ellos se quedaron petrificados cuando en la reunión del 14 de noviembre de 1973, al lanzarse Peña Gómez contra mí en lenguaje irrespetuoso y con la mirada cargada de odio respondí sin palabras, poniéndome de pie y saliendo del pequeño salón en que se reunía el Comité Ejecutivo Nacional, que formaba parte de la construcción de la que yo había sacado al secretario de Asuntos Campesinos del partido y a su familia. Salí de allí y del PRD para siempre, y a los cuatro días de eso hice llegar a los periódicos la noticia de que había renunciado a la presidencia y a la militancia del Partido Revolucionario Dominicano. 

Dos días después de haber hecho pública mi renuncia a la membresía del PRD nos reunimos en la casa de Franklin Almeida doce personas. Allí propuse la formación de un partido que se llamaría de la Liberación Dominicana y que se organizaría en forma diferente al PRD, a partir del establecimiento de Círculos de Estudios. Esa reunión terminó acordando que cada uno de los presentes convocaría a amigos y miembros del PRD que hubieran dado demostraciones de apoyo al propósito de fundar un partido distinto al PRD para que se reunieran en mi casa, la misma en que hoy están las oficinas de la presidencia del PLD; de esa reunión salió el acuerdo de celebrar un congreso de fundación del nuevo partido. Los que se reunieron en mi casa, que no pasaron de treinta personas, acordaron que el Congreso llevaría el nombre de Juan Pablo Duarte y se llevaría a cabo el 15 de diciembre. Al acuerdo se le hizo publicidad y el día señalado unas sesenta y cuatro personas, que en realidad no formaban un congreso porque no eran delegados de nadie, aprobaron la propuesta de dejar fundado el Partido de la Liberación Dominicana y eligieron su primer Comité Central, su presidente —que fui yo— y su secretario general —que fue Antonio Abréu—. El Comité Central tenía veintiún miembros y eligió cinco de ellos para formar el Comité Político. 

En realidad, el Comité Central era tal vez la tercera parte de la totalidad de los miembros del partido, y se reunía en el local que había sido la Casa Nacional del PRD, la misma que catorce años después el PLD compraría a sus dueños pagando por ella 250 mil pesos, pero pesos del año 1987, que tenían un valor dos veces superior al actual. 

Nosotros éramos un grupo pequeño de militantes de un partido que no tenía el menor peso en la sociedad dominicana, (…) que aunque su congreso de fundación se llevó a cabo el 15 de diciembre de 1973, todavía a mediados de marzo del año siguiente el PLD no era un partido sino un proyecto de partido tratado como tal por grupos partidistas tan mínimos como él. Eso que se acaba de decir está documentado en la primera de las publicaciones del PLD, un folleto de 24 páginas del cual se tiraron 5 mil ejemplares que se venderían a razón de 20 centavos cada uno para recaudar fondos con que pagar la impresión de ese folleto y cubrir algunos gastos, como los de agua y luz de la Casa Nacional. 

(Continuara)

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